Este es Ocho. Vive en mi baño y ha elegido como refugio una zona tranquila junto a mi orquídea. Cada día le dejo un hisopo de algodón empapado en agua, en el lugar donde se encuentra: sobre la planta, detrás del inodoro o cerca del mueble del lavabo. Y él llega, con delicadeza, a beber. Mi primera reacción? Podía eliminarlo. Pero por qué lo haría? No elegí el miedo, ni el asco. Elegí el respeto. Ocho es diminuto en comparación conmigo. Y sin embargo, en la red invisible del equilibrio natural, él importa. Importa más de lo que puedo imaginar. Cada criatura, incluso la más pequeña, tiene un papel. Las arañas, por ejemplo, mantienen a raya a otros insectos, protegiendo las plantas y contribuyendo a la salud de los entornos en los que vivimos. La naturaleza no hace nada al azar. Cada forma de vida tiene un sentido, un propósito, una contribución. Ser amables con las criaturas más pequeñas es un acto poderoso. Invito a todos a reflexionar sobre el lenguaje que usamos: no son asquerosas, ni inútiles. Son parte de este mundo, exactamente igual que nosotros.

Este es Ocho.
Vive en mi baño y ha elegido como refugio una zona tranquila junto a mi orquídea. Cada día le dejo un hisopo de algodón empapado en agua, en el lugar donde se encuentra: sobre la planta, detrás del inodoro o cerca del mueble del lavabo. Y él llega, con delicadeza, a beber.
Mi primera reacción? Podía eliminarlo.
Pero por qué lo haría?
No elegí el miedo, ni el asco. Elegí el respeto.
Ocho es diminuto en comparación conmigo.
Y sin embargo, en la red invisible del equilibrio natural, él importa.
Importa más de lo que puedo imaginar.
Cada criatura, incluso la más pequeña, tiene un papel.
Las arañas, por ejemplo, mantienen a raya a otros insectos, protegiendo las plantas y contribuyendo a la salud de los entornos en los que vivimos.
La naturaleza no hace nada al azar.
Cada forma de vida tiene un sentido, un propósito, una contribución.
Ser amables con las criaturas más pequeñas es un acto poderoso.
Invito a todos a reflexionar sobre el lenguaje que usamos:
no son asquerosas, ni inútiles.
Son parte de este mundo, exactamente igual que nosotros.

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