Cuando llega el frío, la comida escasea.
Un puñado de avena, semillas o sebo puede significar supervivencia.
Cacahuetes, arroz o patatas asadas: un pequeño gesto, un gran impacto.
Evita el pan cuando puedas: llena, pero no alimenta.
Cada comida que compartes mantiene viva a la vida silvestre un poco más.
