En Japón, los agricultores están recuperando una antigua práctica ecológica: usar ejércitos de patos en lugar de pesticidas en los arrozales. Estos patos se mueven libremente entre los cultivos, comiendo insectos, caracoles y malas hierbas que amenazan la cosecha. Al nadar y desplazarse por los campos inundados, sus excrementos fertilizan de forma natural el suelo, enriqueciéndolo con nutrientes.
Este método, conocido como agricultura aigamo, elimina la necesidad de pesticidas y fertilizantes químicos, siendo más saludable tanto para el medio ambiente como para los consumidores. Además, al remover el agua con su movimiento, los patos evitan que crezcan malas hierbas y mejoran la oxigenación para las plantas de arroz.
Al combinar tradición y sostenibilidad, los agricultores japoneses demuestran que la naturaleza puede ser el mejor control de plagas.
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