Las emociones tienen un impacto directo en nuestra salud física.
Preocupación Estómago: Puede provocar exceso de acidez, indigestión, hinchazón y un mayor riesgo de úlceras.
Miedo Riñones: La ansiedad prolongada puede afectar la función renal y agotar nuestras reservas de energía.
Ira Hígado: Un exceso de ira puede sobrecargar el hígado, que es fundamental para desintoxicar y purificar la sangre.
Duelo Pulmones: Puede debilitar nuestra respiración y reducir el suministro de oxígeno.
Estrés Corazón y cerebro: Aumenta la presión arterial, provoca fatiga cardíaca y disminuye la claridad mental.
Controlar las emociones a través de la atención plena, el movimiento y hábitos equilibrados fortalece tanto el cuerpo como la mente de manera sostenible.
