Mi experiencia de ayer comprando tomates ecológicos Ayer, como cada sábado, fui al mercado a por mis tomates ecológicos, de esos que supuestamente vienen de agricultores locales. Mi sorpresa fue encontrar tomates grandes, muy bonitos a la vista, partidos por la mitad para mostrar su interior pero sin semillas. Le comenté al vendedor: Oye, estos tomates no tienen semillas?. Y me respondió tan tranquilo: NO claro, a la gente le gustan más así. Pues yo no. Yo quiero tomates con semillas. Al final, en una esquina, tenían una caja con tomates más pequeños, menos vistosos, pero que olían de maravilla. La variedad era Monterrosa. Y esos sí tenían semillas. Eran más baratos incluso que los otros perfectos. Y me llevé esos. Conclusión: nos quieren convencer de que la gente pide sin pepitas, igual que pasa con la sandía. Pero no caigamos en la trampa: todo lo que no tiene semillas está manipulado, mutado, adulterado. Si todos comprásemos solo lo que es realmente ecológico, dejarían de fabricar esta porquería. La unión hace la fuerza. Mike.