Sabías que?
Agua fría
Ralentiza las enzimas digestivas.
Aumenta el moco y la congestión.
Solidifica las grasas, haciendo más difícil su digestión.
Dificulta la absorción de nutrientes.
Agua caliente
Estimula la digestión.
Hidrata los tejidos en profundidad.
Mejora la circulación sanguínea.
Ayuda a eliminar toxinas y a limpiar el sistema linfático.
Beber agua a una temperatura adecuada favorece el equilibrio del cuerpo y el bienestar digestivo.
